Tecnología y repercusiones en el desarrollo de los y las niñas

La tecnología forma parte de nuestro día a día. Actualmente, los niños desde bien pequeños tienen acceso a medios electrónicos y están conectados de forma permanente.

La Tablet se ha convertido en un gran aliado de los padres y madres, les permite tener a su hijo/a calmado/a mientras están comiendo en un restaurante, haciendo tareas del hogar o incluso calmar alguna rabieta.

Pero ¿de qué manera afectan las tecnologías al desarrollo cognitivo de los más pequeños y pequeñas? Hoy en día los bebés aprenden antes a desbloquear un móvil que, a vestirse, construir frases o andar de forma autónoma. Y lo cierto es que esto tiene múltiples consecuencias en el desarrollo de los niños.

  • Tolerancia al esfuerzo.

La mente humana se rige por la ley del mínimo esfuerzo. Si puede hacer la misma tarea empleando atajos u olvidar datos meramente importantes, lo hará.  Al cerebro no le gusta frustrarse, le gusta vivir cómodamente. Por eso los niños/as requieren de la atención y el esfuerzo de las personas adultas para alcancen la autonomía necesaria para un buen desarrollo.

Por ejemplo, aprender a comer con cubiertos. Para nosotros es una tarea realmente sencilla porque lo tenemos muy automatizado, pero que cuando éramos pequeños/as nos supuso un gran esfuerzo aprender a utilizar los cubiertos. Nuestros padres y madres nos tuvieron que generar un hábito, ayudándonos a coger la cuchara y llevárnosla a la boca. Y eso, les generaría gran frustración al ver cómo nos manchábamos de pies a cabeza para aprender esa tarea. Seguramente muchas veces les hubiera gustado ahorrar tiempo y darnos de comer, pero esa frustración forma parte del proceso de aprendizaje.

Por ende, aprovechado este ejemplo, es fundamental que el niño/a preste atención a lo que come, que aprenda a comer y pueda disfrutar adecuadamente de los diferentes sabores y reconocer las texturas de los alimentos para establecer una relación positiva con la comida. Si come frente a una pantalla, comerá deforma mecánica sin prestar atención a esta tarea tan elemental.

Sin embargo, si cuando una niña o niño tiene que concentrarse en la tarea de coger el cubierto y llevárselo a la boca, se le distrae con un video en la Tablet su cerebro se dispersa. Y sin quererlo, estamos desarrollando un cerebro disperso, ya que cada vez que se requiere un esfuerzo, habrá una distracción.

  • Tolerancia a la frustración.

Otra labor importante de los padres, es dotar a los hijos de las herramientas necesarias para una buena regulación emocional. Los niños/as por sí solos no aprenden estas habilidades emocionales.

Ante una rabieta, uno no sabe muy bien como afrontarla para que se calme, y se prueba con todo lo que está en nuestro alcance para que se relaje, comida, juguetes, música… hasta se les pone el móvil o la table y se calman.

Los sonidos, movimientos, colores e imágenes hacen que se distraigan y se ponga fin a la rabieta. Y, como esto ha funcionado, se comienza a emplear cada vez que no se consigue que se calme por sí mismo/a y estaremos enseñándole a regular sus emociones a través de la distracción, por lo que no se dará una regulación adecuada ante los estados emocionales negativos.

  • Juego simbólico.

El juego simbólico supone usar la imaginación y creatividad, dotándole de simbolismo a lo que nos rodea. Esto les permite a los y las niñas entenderse en un lenguaje común e interiorizar la realidad. Los videojuegos, apps, videos de YouTube, no permiten que los niños/as creen nada propio.

Como se ha dicho anteriormente, si al cerebro le das algo hecho, como un videojuego, sin que tenga que esforzarse en inventarse por sí mismo las historias y los personajes, lo va a hacer.

Un niño/a necesita moverse, hablar, tocar y explorar el mundo que le rodea, si está delante de una pantalla la mayor parte del tiempo, se le está impidiendo que su desarrollo cognitivo y motriz siga su curso.

  • Insomnio tecnológico.

Durante la infancia y adolescencia el cerebro es muy influenciable por estímulos exteriores. La exposición a luz (sobre todo la luz azul) y la actividad de las pantallas antes de acostarse afecta a los niveles de melatonina (hormona del sueño) y puede retrasar o alterar el sueño, perjudicando así a su rendimiento escolar, al aprendizaje y memoria.

Recomendaciones sobre el uso de medios electrónicos en niñas, niños y adolescentes.

Lo primero de todo, hay que tener en cuenta que los y las más pequeñas aprenden por aprendizaje vicario, es decir, por observación del comportamiento de las personas de su alrededor o por la información que recibe sobre el hecho. Así pues, los padres y madres son el ejemplo para seguir de los hijos/as, por lo que seremos los primeros en limitar su uso de aparatos electrónicos. No podemos regañar a nuestro hijo/a si usa el móvil mientras estamos comiendo, si nosotros/as hacemos lo mismo.

La Academia Americana de Pediatría(2016) aconseja que las personas menores de 2 años no se expongan a pantallas electrónicas. Los niños/as de entre 2 y 5 años recomiendan un tiempo de uso de 1 hora máximo al día, fomentando el juego simbólico y compartido con sus iguales. Se recomienda a los familiares establecer horarios de uso y crear zonas libres de tecnología, evitando el uso de móviles durante las comidas y reuniones sociales, así como en las habitaciones de los y las niñas.

Tal y como se ha comentado anteriormente, deben aprender a estar tranquilos/as por sí solos y no usar la tecnología como chupete emocional.

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